David
Alejandro Green Casaya falleció este martes 25 de enero en Estados Unidos, en
donde vivía tras convertirse en atleta profesional. De 6’3 de estatura, fuerte,
veloz, ágil, hábil y todas las cualidades que se puedan reunir para jugar al
beisbol, Green las tenía todas. Parece una exageración, pero así era. En esta época
en la cual tenemos acceso a toda la información, Green sería visto como un súperman
con ese diagnóstico que se tenía de él.
Llegó a las
Grandes Ligas con 20 años de edad, un año después que conectó 13 dobles, 19
triples y 8 jonrones en Doble A. Firmó con los Cerveceros de Milwaukee y debutó
en Ligas Menores en 1979, enviado de un tiro a Clase A fuerte, saltando varias
categorías como prueba de su talento.
Después de
su monstruosa temporada en Doble A, en apenas su segundo año como profesional,
los Cerveceros tuvieron que sacrificarlo para seguir en la contienda por el
título de la Liga Americana e involucraron a Green en un sonado cambio con los Cardenales
de San Luis, cuyo mánager, White Herzog, no dudó en decir que el centro del
cambio fue el nica. “Uno puede ser ciego y ver que Green es el mejor prospecto
del beisbol”, dijo Herzog.
Green
debutó en el Big Show el 4 de septiembre con el uniforme de los Cardenales
después de reunir 26 dobles, tres triples, 10 jonrones y 23 robos en 106 juegos
en Triple A. Tardó 16 turnos en dar su primer hit, que lo logró frente a Luis
Tiant, pero nadie estaba desesperado. Era un diamante que estaba siendo pulido
y tarde o temprano brillaría, creían todos.
Green no
llegó a ser una estrella de las Grandes Ligas. No llegó a ser lo que todos
querían que fuera, pero él mismo se encargó de decir después que estaba
contento con lo que había logrado en su vida. Muchas veces creemos que los atletas
son muñecos de video juego que los podemos manipular o manejar a nuestro
antojo, pero en realidad son personas con sus propios pensamientos y
aspiraciones, y quizá David no estaba obsesionado con la grandeza, sobre todo
después de la muerte de su papá, Eduardo Green, quien era su ídolo y alguien
demasiado influyente para él. También luego sufrió una fuerte lesión que
probablemente mermó algunas de sus habilidades, como la velocidad de piernas.
Estuvo en
las Mayores de 1981 a 1987 con algunas interrupciones y jugó con San Luis y San
Francisco. Estuvo en la Serie Mundial de 1982 frente al equipo que lo firmó,
Milwaukee, y ayudó a los Cardenales a conseguir la corona. Su carrera en la MLB
fue de 489 juegos, con 374 hits, incluyendo 48 dobles, 18 triples y 31
jonrones, más 168 carreras anotadas y 180 carreras impulsadas, junto a 68 robos
de bases.
Hubo
temporadas en la que mostró destellos de grandeza. En 1983, con 22 años de
edad, bateó para .284 en 146 partidos, con120 hits, de ellos 14 dobles, 10
triples y 8 jonrones, más 52 anotadas, 69 remolques y 34 robos.
Fue campeón
de bateo en la Liga Mexicana en 1981 con Ciudad Obregón, All Star en Serie del
Caribe en 1985 con los Tigres de Licey, de República Dominicana, y también con
participación en el beisbol japonés. Antes del saltar al profesionalismo debutó
a los 16 años de edad en el beisbol superior nicaragüense en 1976 con la UCA y
en 1978 bateó .398 con la cifra récord para nuestro beisbol de 156 hits y
además pegó 20 jonrones, y ese mismo año estuvo con la Selección Nacional en el
Mundial de Italia, con promedio de bateo de .310 y líder del equipo con 10
carreras anotadas.
Tuvo una gran carrera que cualquiera se sentiría
orgulloso. Lo que muchos lamentan, es que tenía el talento para hacer una
carrera como nadie la ha tenido en la historia de nuestro país. Sin embargo, lo
más importante es que el propio Green se despidió del mundo contento con lo que
hizo.